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FIAT LUX: La materialidad de la luz

“Dilegua, o notte! Tramontate, stelle!

Tramontate, stelle! All’alba vincerò!

Vinceró! Vinceró!”

 

Principe Calaf – Turandot, G.Puccini

El príncipe Calaf, condenado a muerte, canta a la luz como símbolo de la vida misma. La luz es más que un sentimiento, es una entidad física, un elemento clave y al igual que la gravedad, es una realidad inevitable en la base del proceso creativo arquitectónico.

La arquitectura, con su monumentalidad o ligereza, siempre ha desafiado a la gravedad, vencida solo con el uso racional de la luz, que puede ser domada y controlada como material primigenio de la creación del espacio.

Cuando el arquitecto logra engañar al sol, a la luz, perforando el espacio encerrado en estructuras masivas, hace que el ambiente flote, levite. El Panteón de Roma y la iglesia de Notre-Dame du Haut en Ronchamp son pruebas indelebles.

 

El Panteón – Apolodoro de Damasco – Roma (siglo II dC)

1.Exterior del Panteón.

Reconstruido durante el imperio de Adriano, el Panteón es famoso por su cúpula, una de las más grandes del mundo, caracterizada por un oculus; un agujero de 9 metros de diámetro que representa el ojo a través del cual todos los dioses vigilan a los hombres.

Según la filosofía griega del arquitecto, la esfera representa el sólido geométrico perfecto, símbolo de la bóveda celestial, del divino. Los fieles, entrando al Panteón, se encuentran inmersos en una esfera, de unos 43 metros de diámetro, diseñada por las dos líneas principales de sus vidas: la terrestre, horizontal, que conecta la entrada al ábside y la celeste, vertical, el axis mundi, que le permite encontrarse con lo divino a través del óculo.

La cenital que entra del oculus es la única fuente de luz que dibuja el espacio interior. Un haz de luz que proviene del infinito e ingresa con fuerza en el edificio envolviendo al hombre en su acto contemplativo, protegido por un escudo de luz dorada.

2.Imagen interior.  3.Planos.

 

Notre-Dame du Haut – Le Corbusier – Ronchamp (1954)

1.Vista exterior.

Los contrastes de las sombras, los volúmenes curvilíneos y su aparente ligereza conforman un lugar de meditación donde el arquitecto, construye un diálogo directo entre la materia y la luz, entre lo terrenal y lo divino. La luz es, en este proyecto, el principal material de diseño. Directa y mordaz, ingresa por las ventanas de la fachada sur generando un efecto similar al de una noche estrellada.

La segunda fuente de luz, suave e indirecta, se filtra desde el intersticio de unos 10 centímetros, entre los muros perimetrales y la vela que actúa como un techo sostenido por pilares ocultos.

Más allá de esta cubierta, se extienden las torres que capturan y difunden la luz bajando a través de sus paredes internas hasta llegar al altar, envolviéndolo en un brillo difuso que lo transforma en centro de meditación.

2.Luz interior lateral.  3.Luz cenital.  4.Maqueta.

 

Zen Viticulture – WA – Talarn, Castell d’Encus (2011)

1.Situación.

La torre de vigilia, de una antigua fortificación de los Monjes Hospitalarios, cobija un espacio destinado a la Meditación Zen. El silencio de la montaña pirenaica, la visión de las cimas lejanas y el sol de tarde se concentran en un lugar que transciende el presente y se abre al infinito.

2.Imagen interior. 3. Relación con el exterior.

 

C.P.

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